domingo, 6 de septiembre de 2009

La pantalla celular-personal...

Del cine al televisor, luego al computador, ahora al celular, el nuevo medio de comunicación personal-más-masivo de la historia.
¡Pronto tendremos una programación audiovisual envasada y disponible a gusto del consumidor!
De civilización en civilización, los seres humanos se han congregado en torno a elementos tallados, figuras y artefactos o grandes monumentos. Son los tótems, emblemas de distintas culturas.

El siglo XXI tiene su tótem simbólico, que nos tiene envueltos y absortos…cada vez más capturados por la forma y el contenido de audio y video que resplandece incesante. Son las pantallas de distintos tipos, de diferentes tamaños, de cientos de marcas…de tonalidades varias, pantallas todas.
Del telón al tubo de imagen; del proyector mural al video personal, la tecnología avanzó y a su paso va dejando escombros de obsolescencia cada vez más acelerada, cada vez más inevitable.

El espectáculo audiovisual tiene vaivenes y sorpresas que, según cambien las pantallas, es el efecto que producen. Es el impacto del medio, independiente del contenido. Toda una industria de millones y millones de dólares que gira en un circuito global, sin horarios, sin demora, sin parar.
Cine para todos. Cine en su casa, cine en el auto, cine a bordo. Televisión a pedido, televisión de bolsillo, televisión en el reloj.
Video en el computador, video en las consolas de juego, video en el celular. Y suma y sigue.

Imparable. Señales con imágenes y sonidos que van y vienen a través del aire, de cables submarinos, de satélites, de fibra óptica, de líneas de cobre. Por cualquier vía, para llegar a cualquier pantalla.

Nos estamos acostumbrando a vivencias audiovisuales cada vez más realistas y cada vez más personalizadas. Lo más cerca del espectador, dondequiera que esté.

Los especialistas nos hablan de alta resolución y de alta fidelidad. Los catálogos de productos nos inundan con cifras de pixeles, bits y bytes.
Después de todo, la tecnología nos tiene acostumbrados a un lenguaje difícil y distante.

Los creadores de contenido, en cambio, luchan como artistas por vocación y definición, para ser muy cercanos y muy afectivos.

Forma y fondo, envase y contenido, soporte y sello. El espectáculo audiovisual adquiere una omnipresencia, a la vez, agobiante y adictiva.

Nos gusta mirar. En el mundo existen hoy miles y miles de canales de televisión y cientos de millones de computadores y celulares.
Cada día hay una novedad. Lo que nos pareció pura ficción hace pocos años en la película Minority Report, con Tom Cruise manipulando una pantalla virtual en el aire, hoy es pura realidad en el laboratorio de medios digitales de la Universidad de Nueva York. Ya estamos rodeados por la invasión del fenómeno I-phone, I-touch y los I-algo que vendrán. Los diseñadores de Palo Alto, California y los fabricantes del oriente ya anunciaron la nueva generación que viene de pantallas ultra-sensibles al tacto, que permiten reconocer de manera simultánea múltiples contactos en movimiento rítmico y acelerado. Es la caverna de Altamira en versión siglo XXI.

La cartelera de cine; la guía de canales en el televisor; el menú de videos en el computador o la lista de animaciones en el celular dan cuenta del fenómeno integrado de ver y escuchar a toda hora y en todo lugar.

Ventana o vitrina, la pantalla multimedial nos muestra hoy el mundo condensado y sinóptico. Nos congrega en un ritual ya aceptado y compartido, sin importar el idioma ni la nacionalidad de los protagonistas. Durante siglos hemos sido espectadores. Ahora podemos ser actores.

¡Bienvenidos a tu propia pantalla. Disfruta el mejor espectáculo audiovisual!

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